El 8 de marzo se celebra el Día Internacional de la Mujer. Se trata de una fecha que conmemora la lucha de las mujeres por incrementar su participación en la sociedad, lo cual va de la mano con su desarrollo íntegro como personas. Sin embargo, después de tanto tiempo de bregar en ese sentido, el número de logros que han alcanzado es aún insuficiente. Aun cuando lo femenino se haya vuelto visible en muchos ámbitos (político, científico, artístico, deportivo, etcétera), persisten muchos obstáculos que superar para que la emancipación de las féminas sea plena. El feminicidio se mantiene como uno de los problemas principales de la sociedad, especialmente de la mexicana, y parece que no hay una estrategia clara para prevenirlo y, en su caso, perseguirlo con eficacia. Las noticias relativas al incremento de ese delito se acumulan día tras día, al tiempo que las autoridades competentes se ocupan de otros temas, en lugar de diseñar políticas tendentes a impedir crímenes vinculados con la misoginia y el machismo, nociones enraizadas en un país que debe liberarse de prejuicios y lograr la igualdad absoluta para toda su población. Este número de la Revista Mexicana de Ciencias Penales contiene, en su mayoría, textos que revelan la preocupación en torno a la posición desventajosa de la mujer en México, pese a los avances registrados en cuanto a participación femenina en muchos campos. Además de celebrar la vida ejemplar de Ruth Bader Ginsburg mediante una semblanza, se abordan temas como la violencia política de género, el feminicidio infantil, las reacciones que provocó la exhibición de imágenes del cuerpo de Ingrid Escamilla, la falta de políticas públicas para contener el feminicidio, etcétera. El punto, tal vez, sea exhibir el desinterés que concita el desarrollo de mujeres que, emulando a Ginsburg de algún modo, pugnaban por hacerse de un futuro promisorio, y cuyos avances se interrumpieron de un momento a otro, al haber sido asesinadas por su género. En todo caso, es preciso imaginar cuánto pierde la sociedad si las mujeres no cuentan con la protección que merecen y que, sin duda, el Estado y el sector masculino deben dispensarles.
El 12 de diciembre de 2020, Almudena Barragán publicó en El País que el 95% de los “crímenes machistas” en México no se resuelve. Ante semejante panorama, es natural que numerosas voces de sectores diversos (políticos, académicos, sociales) clamen de continuo: “Ni una más.” En tal sentido, el Instituto Nacional de Ciencias Penales, fiel a su papel de promotor de lo relacionado con la procuración y la impartición de justicia penal en México y Latinoamérica, publica esta obra cuatrimestral, destinada a promover la reflexión en torno a problemas cuya solución es urgente, siempre que el Estado Mexicano quiera ostentarse como defensor de los derechos humanos.
Publicado: 2021-01-31